El aumento de la esperanza de vida plantea nuevos retos y necesidades que deben abordarse desde una visión global y centrada en la persona. Vivimos más años y con una mejor calidad de vida, pero al aumentar la supervivencia, también aumenta la necesidad de atender a personas con mayor dependencia por pérdida de su autonomía.
En algunos casos, las dificultades de las familias o la soledad, obligan a la persona anciana a ser cuidada fuera de su entorno habitual. El sentimiento de pérdida que puede acompañar al anciano se debe compensar con el sentimiento de enriquecimiento que da la experiencia, los recuerdos y la empatía del entorno.
En San Juan de Dios atendemos a los mayores para que reciban los cuidados que requieren tanto física como psicológica, social y espiritualmente. Nuestro objetivo es ofrecer un modelo de atención centrado en la persona que garantice una atención integral, de calidad.
Actualmente, contamos con recursos que ofrecen esta atención a través de hospitales, centros sociosanitarios y fundaciones. Todos ellos cuentan con profesionales que trabajan de manera interdisciplinar y que comparten el modelo de San Juan de Dios con un estilo con unos valores que nos identifican: acogida, calidad, respeto, responsabilidad y espiritualidad, unidos en la Hospitalidad.
Trabajamos con las familias. Realizamos acompañamientos y formación para que puedan comprender la nueva situación de su pariente y saber cómo atenderlo. En nuestros centros, orientamos a los familiares en ésta nueva situación y trabajamos juntos en el cuidado del mayor.
En todos nuestros centros intentamos innovar los modelos de atención para adaptarlos a las necesidades de los usuarios y ofrecer actividades para estimular las diferentes capacidades de las personas. La presencia del equipo de voluntarios nos identifica en la diversidad y nos hace receptores y transmisores de valores. Esos valores que con su sola presencia se vivencian.