Cuando hablamos de innovación en San Juan de Dios no solo hablamos de ideas, hablamos de ejecutar estas ideas, de obtener resultados y sobretodo de crear valor para nuestros centros, para nuestra institución y para la sociedad en general.
En nuestros centros consideramos que existen dos motores de la innovación: las personas y la cultura. En las organizaciones innovadoras contamos con personas con mentalidad abierta, autoexigentes, que se divierten en su trabajo, y que ven oportunidades en los problemas; coexistiendo con líderes que promocionan el trabajo en equipo, la cooperación y la facilidad para que las ideas fluyan. Además, nos encontramos con una cultura que permite el fluir de las ideas, la gente entiende que sus ideas son valoradas y que es seguro expresarlas, y donde se tolera el fracaso, y se aprende de este fracaso.
Hablamos hoy en día del ecosistema de la innovación, del open innovation. Por tanto, la innovación va ligada a “Co” (cooperar, co-crear, etc.). No solo con otras organizaciones, empresas o entidades de nuestro alrededor, sino también con nuestros “clientes”, pacientes, personas vulnerables, etc. sin ellos difícilmente innovaremos eficientemente.
Aunque en muchos escenarios la innovación aparece ligada a la investigación, son conceptos diferentes, aunque frecuentemente tienen confluencias. La investigación es importante porque crea conocimiento, pero la innovación es necesaria para que este conocimiento llegue a la sociedad y produzca el valor que buscamos en la misma.
La investigación normalmente afecta a una pequeña proporción de las personas de nuestra organización. En cambio, la innovación es democrática, cualquier persona de la organización puede ser innovadora. Y en este aspecto estamos convencidos que en nuestros centros existe mucho talento, por lo que es importante y fundamental que facilitemos que este talento fluya y afloren las ideas innovadoras.
La innovación hace que la organización esté en un proceso continuo de cambio, mejora, adaptación y aprendizaje. Y no siempre hay que inventar algo nuevo, muchas veces basta con utilizar lo que ya hay, de lo que ya disponemos, pero quizás de una manera diferente.
Para finalizar, hemos de pensar que innovadoras son aquellas personas que quieren cambiar el mundo, para hacerlo mejor. Juan de Dios, en este sentido, fue un innovador hace 500 años, que, asumiendo riesgos, puso en marcha un nuevo e innovador servicio de atención a los más vulnerables y necesitados de su época.
#SJDinnova